sábado, 26 de septiembre de 2009

Ensayando El Tema "No Me Dejes Solo"

Este es un video de Androginia tocando "No Me Dejes Solo" en la sala de ensayo, proximamente androginia se prepara para tocar en vivo todo el repertorio que tiene montado en el bar los gatos del poblado; sera su debut con esta nueva alineación.

martes, 22 de septiembre de 2009

Las 80 Páginas Web Mas Visitadas en Español

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martes, 15 de septiembre de 2009

Musica Latina - Características y Géneros


En su forma mas generalizada, la música latina se corresponde a los bailes y músicas populares originarios de America latina o que simplemente son interpretadas en español.
Aceptando la definición popular, se puede decir que existen diversos estilos de música latina en el continente americano, En los cuales predomina en diferente grado elementos musicales europeos, africanos o indígenas. En el pasado, varios autores habían sugerido posiciones extremas, como que la música latina está privada de la influencia africana, o por el contrario, que es puramente africana y carece de elementos indígenas y europeos. Hoy en día, está generalmente aceptado que los ritmos latinos son sincréticos. Específicamente, las formas españolas de composición de canciones, los ritmos africanos y la armonía europea son partes importantes de la música tropical latina, así como de los géneros más modernos como el rock, el heavy metal, el punk, el hip hop, el jazz, el reggae y el R&B.

El batuque, influencia africana del samba, practicado en Brasil durante el siglo XIX, en una pintura de Johann Moritz Rugendas.
La décima, forma de componer canciones de origen español en donde hay diez líneas de ocho sílabas cada una, fue la base de muchos estilos de canciones latinoamericanas. La influencia africana es, asimismo, central en los ritmos latinos, y es la base de la rumba cubana, la bomba y la plena de Puerto Rico, la cumbia colombiana, el samba brasileño, la marimba ecuatoriana y de varios estilos peruanos como el festejo, el landó, el panalivio, el socabón, el son de los diablos o el toro mata. En Perú hay regiones donde la influencia musical africana se entremezcla con la gitana. Ejemplos de esto se hallan por todo el norte y centro del país en ritmos tales como la zamacueca, la marinera y la resbalosa. Uno de los mestizajes musicales más raros, la influencia afrogitana se nutre de la cultura andina, dando origen a ritmos como el tondero, la cumanana y el vals peruano.
Otros elementos musicales africanos son más prevalentes en la música religiosa de tradiciones sincréticas y multifacéticas, como el candomblé brasileño y la santería cubana.
La síncopa, técnica musical en donde se prolonga el sonido de una nota de un compás, es otra característica de la música latinoamericana. El énfasis africano en el ritmo también se heredó, y se expresa mediante la primacía dada a los instrumentos de percusión (que en conjunto se conocen como "percusión latina"). El estilo de llamada y respuesta es común en África, y también está presente en la música de América Latina.

Origen de la Musica Latina


El termino música latina se emplea popularmente para englobar diferentes ritmos y músicas de America Latina y del Caribe hispanohablante. Este término se empezó a utilizar partir de los años 50 en los EE.UU. para referirse a los ritmos musicales típicos de America Latina, buscando una diferenciación entre la los estilos de origen afro-nortemericanos de los afro-latinoamericanas. En este sentido, se considera que hacen parte de la música latina, un gran numero de géneros: salsa, rumba, bossa nova, el flamenco, el tango, el fado, la milonga, el rock latino; desde la simple música norteña de México y Estados Unidos a la sofisticada habanera de Cuba, desde las sinfonías de Heitor Villa-Lobos a los sencillos sonidos de la quena. El único elemento en común que tienen estas músicas es el uso de los idiomas latinos, predominantemente el español y el portugués de Brasil, aunque en este ultimo país se prefiere el termino música de America Latina Estrictamente hablando desde un punto de vista académico debería referirse a la música de los pueblos latinos, incluyendo también a los de la Europa Latina.

martes, 8 de septiembre de 2009

La historia de la Música por Internet y la Piratería


A Beethoven se le atribuye la frase (o la profecía): “Debería haber un gran almacén de arte en el mundo al que el artista pudiera llevar sus obras y desde el cual el mundo pudiera tomar lo que necesitara”. Así, como Julio Verne anticipó Internet, Beethoven pensó la posibilidad de crear un gran almacén de música. Hoy, gracias a Internet, estoy es posible. Aunque es un asunto complejo, con matices, ganancias y pérdidas.En los últimos años ha habido una serie de avances tecnológicos que han transformado y están transformando las formas de producción y distribución musical y, con ellas, la industria discográfica en general. A grandes rasgos, pueden distinguirse tres etapas, con distintos impactos cada una de ellas. La primera etapa corresponde a la década del ochenta y refiere a la aparición de la tecnología digital, que permitió la reproducción de ondas de sonido a través de ceros y unos. Esta tecnología impactó tanto en la elaboración de los productos musicales (mejorando, por ejemplo, su calidad) como en su consumo (con la aparición de nuevos aparatos reproductores).
La segunda etapa corresponde a los inicios de la década del noventa, cuando la empresa alemana Fraunhofer Gesellshaft creó el formato MP3, que permitía reducir entre 10 y 20 veces las necesidades de almacenamiento de un archivo musical sin que hubiera una pérdida sensible en la calidad de reproducción de dicho archivo. Esta innovación supuso un salto súper importante, porque si bien es cierto que entre los nuevos aparatos reproductores de los ochenta se encontraban los ordenadores personales, éstos no llegaron a afectar los formatos de distribución de música debido, básicamente, a su pobre capacidad de almacenamiento (por ejemplo, una canción de una duración de 3 minutos ocupaba en 1997 unos 50 MB de espacio en el disco duro y requería una considerable cantidad de tiempo para ser transmitida a través de Internet). Por lo que fue con el MP3 cuando realmente se produjo una integración entre la industria discográfica y la industria informática.
Esta integración se superó a así misma y produjo una nueva etapa cuando se combinó con la masificación de la banda ancha y la aparición de la Web 2.0. Fue entonces cuando se revolucionó la industria de la música y los archivos de música comenzaron a circular en Internet en una escala nunca antes pensada; ya sea a través de tecnología streaming (como en el caso de YouTube, MySpace o Last.fm), redes de usuarios Peer-to-Peer (como Kaaza, eMule, LimeWare e eDonkey), buscadores (como RedFerret) o wikis (como Netlabel Catalogue), los internautas del mundo entero comenzaron a publicar, descargar e intercambiar entre sí archivos musicales.
Es justamente esta etapa, que ha sido realmente explosiva y que todavía transitamos la que probablemente más ha afectado la producción, el consumo y la distribución de productos musicales. Tanto es así que mientras que en 2006 el mercado de la música en línea representó un 10% del total del mercado de la música grabada, se prevé que en 2009 alcance el 40 o 45%. Y se calcula que el total de las descargas actuales ilustran el gran potencial que tiene la música legal más o menos €3.600 millones. Por otro lado, el número de obras musicales disponibles en línea de forma legal se duplicó hasta los 4 millones y las descargas de canciones se han incrementado en un 89% aproximadamente hasta alcanzar la cifra de 795 millones.
Es por eso que me gustaría detenerme hoy – aunque de modo bastante general – en dos de sus más grandes impactos. Especialmente en lo que refiere al intercambio de archivos en redes P2P y la Web 2.0. El primero de ellos refiere a la piratería y a los problemas relacionados a los derechos de autor. El segundo, que resulta del anterior, refiere al surgimiento de nuevas estrategias de distribución de los productos musicales.
En general, el eje del debate es el siguiente: ¿la piratería es un delito penal que se produce únicamente cuando la descarga y copia de canciones se efectúa con ánimo de lucro? ¿O la descarga de música para uso personal y sin ánimo de lucro es también un delito? Es decir, ¿puede considerarse “piratería en línea” el hecho de escuchar, bajar e intercambiar en Internet canciones y letras de canciones sin autorización y sin compensación a los artistas? Pero el punto es que, más allá de las cuestiones ideológicas, el verdadero trasfondo de esta discusión no refiere a la cuestión legal sino que atañe directamente al funcionamiento de la industria discográfica y sus consecuencias en términos del costo de los discos y productos musicales. El caso español ofrece, en este sentido, una excelente radiografía del asunto.
En España, todos coinciden en que la cultura es un bien que se debe proteger (88,5%), que las copias no autorizadas obstaculizan su desarrollo (62,5%), y que es necesaria una ley que proteja a los autores y sus obras (74,3%). Sin embargo, la gran mayoría opina también que los productos culturales deberían ser más baratos (90%), que la culpa de su precio es el exceso de intermediarios (discográficas, distribuidores, representantes) entre las obras y el público (89%), y que la mejor forma de acabar con la piratería es abaratar los bienes culturales (42%). Esto quiere decir, en otras palabras, que la “piratería en línea” no es tanto un problema ético sino una cuestión de precios: la gente usa Internet porque les permite acceder a bienes culturales que son demasiado caros.
Lo paradójico es que el factor que explica estos costos no es otro que el margen de ganancia de las compañías discográficas. Es decir, que el quid del problema en torno los derechos de autor en Internet no refiere a los autores ni a los consumidores, sino que atañe exclusivamente a la industria de la música y sus formas de funcionamiento. Para tener una idea de la dimensión de esta paradoja vale la pena repasar los datos existentes. Según la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), el reparto de un disco original en cualquier tienda de España por un valor de 15€ (precio medio habitual de un CD), sería el siguiente: un 9,4% corresponde a los autores (lo que equivale a 1,42 euros); un 13% del disco corresponde al distribuidor (2 euros); el 16% corresponden a los ingresos de hacienda a través del IVA (2,4 euros); el 26% es el beneficio de la tienda (un total de 4 euros); y los ingresos de la compañía discográfica alcanzan el 34,6% (supone 5,19 euros por disco). Por lo que el problema central detrás de toda esta problemática no es el medio de distribución ni el sistema legal de protección de los derechos sino la estructura misma de la industria de la música. Que debe adaptarse a un nuevo medio de comunicación interactivo y colaborativo y a un nuevo perfil de consumidores que quiere evitar los altos costos de los intermediarios.
Por otro lado, al mismo tiempo que han implementados estrategias de control de la “piratería en línea” (como la encriptación de los archivos Microsoft WMA, la ya caduca SDMI, la red digital FastTrack y la distribución de software de marcas de agua) muchas compañías disqueras han comenzado también a incursionar en la red, innovando especialmente en modelos que usan las redes de intercambio como plataformas para la distribución paga de contenidos digitales. En este marco, el número de usuarios del Modelo de Suscripción alcanzó, por ejemplo, en 2006 la cifra de los 3,5 millones (25% mas que en 2005) y las grandes compañías han comenzado a expandirse por el mundo y crear compañías locales especializadas en repertorios locales. Además, han desarrollado canales de distribución de música grabada, como las radios digitales o los podcasting) y nuevos modelos soportados por la publicidad y los que incorporan los P2P legal.
La primera iniciativa en este sentido fue PlayLouder, un proveedor de servicios de música que ofrece una descarga ilimitada de música legal como parte de su acceso de banda ancha a Internet y permite que los archivos puedan ser intercambiados y utilizados entre los suscriptores sin restricciones. Otro caso muy exitoso es iTunes, que en acuerdo con EMI, ofrece más de cinco millones de canciones al mismo precio de 99 céntimos de euro por canción, y que en sus dos primeros años de vida alcanzó la cifra récord de 300 millones de canciones vendidas, acaparando el 65% del mercado de la música digital (lo que demuestra que, a precios un poco más razonables, la gente está dispuesta a comprar su música en lugar de piratearla).
También se han creado sitios que intentan competir con las actuales redes P2P, como MusicNet (de AOL Time Warner, Bertelsmann, EMI y RealNetworks) y PressPlay (una iniciativa conjunta entre Sony y Vivendi Universal que fue luego fusionada con Napster). Se ha dado la compra emprendimientos como Last.fm, una radio en línea que fue recientemente adquirida por la multinacional CBS. Y la transformación de servicios gratuitos en servicios pagos. Este último caso ha sido, por ejemplo, el de Napster e iMesh, pioneros ambos en el intercambio de música P2P, que tras numerosas disputas legales con la industria discográfica acordaron convertirse en redes de intercambio de música de pago.
Pero el impacto de la Web 2.0 no refiere únicamente a la distribución de música por parte de las compañías disqueras sino que involucra también la distribución y mercadeo de productos musicales por parte de los propios artistas. Porque si bien algunos e ellos critican esta revolución “net” del mercado musical, otros han decidido sacarle el máximo provecho. Tanto es así que la mayoría de las nuevas promesas del pop británico, por ejemplo, pertenecen a la “generación MySpace”, ya que lograron su primer contrato discográfico tras revolucionar la comunidad digital. Basta ver los casos de Artic Monkeys, Lily Allen o Mika.
Porque el hecho es que, tal como funciona la industria discográfica hoy, muchos músicos pueden beneficiarse (especialmente aquellos que recién se lanzan al mercado) de las oportunidades que brinda la red. Dadas las bajas ganancias que obtienen por cada venta en el sistema tradicional y la dificultad de llegar al mercado (cada año al mercado mundial un total de 32 mil discos, de los cuales sólo 250 convencen a más de 10.000 compradores), las entradas a los conciertos se transforman para los artistas en la principal fuente de ingresos, y la difusión en publicidad y medios de promoción en una variable clave para poder sobrevivir. Entonces, si un artista no cuenta con suficiente apoyo de una discográfica, Internet aparece como una herramienta más que ideal: sólo es necesario publicar la obra en formato MP3 bajo una licencia Copyleft en sitios como MySpace o YouTube, con más de 64 y 41 millones de visitantes únicos al mes cada uno de ellos. Y lo cierto es que este tipo de estrategias funciona tan bien que más del 80% de los grupos y cantantes ofrece canciones de prueba en sus páginas web, y el 66% vende directamente sus discos a través de la Red. Casi todos utilizan Internet para exponer ideas y buscar inspiración, y nueve de cada diez acuden al mundo en línea para promocionar, anunciar o colgar su música.
Es decir: aún con una industria en plena transformación y en el medio de un debate sobre los derechos de autor, los músicos se las ingenian para seguir viviendo de sus propias creaciones. Tal es el caso, por ejemplo, del músico argentino Daniel Melero, que presentó su disco “Acuanauta” de una manera particular: gratis para todo aquel que se lo baje desde el sitio Web de la marca de cigarrillos Kent. Del trío El Otro Yo, que pidió a sus fanáticos a través de su sitio Web oficial que les mandaran las grabaciones piratas de los recitales y convirtió este material en un disco en vivo llamado “Pirata”. De Sting, que ofrece en su página toda su discografía al alcance de los visitantes, permitiendo que sus canciones puedan escucharse de forma gratuita. O Rúben Blades que ofrece la descarga gratuita de temas originales a cambio de un aporte voluntario con tarjeta de crédito.
En definitiva, si bien la batalla de la música en Internet todavía está lejos de finalizar, ya podemos arriesgarnos y predecir algunos de sus resultados. Y creo que el primero y el más importante es que estamos comprobando que (afortunadamente) el arte y la música seguirán existiendo y circulando en la medida en que la gente lo demande, colándose por los medios de comunicación disponibles para alcanzar a sus clientes finales. Y que si bien la industria de la música enfrenta hoy un enorme desafío – como todas las industrias tradicionales en la Sociedad de la Información – el único camino que puede seguir es el de adaptarse a los nuevos usuarios y a los nuevos formatos. Vender el mismo producto con una nueva estrategia. Deben cambiar de filosofía y no centrarse tanto en las tiendas de discos, los racks y los kioscos sino hacer hincapié en el pago por productos o servicios, en los patrocinios y en la publicidad.

martes, 1 de septiembre de 2009

Una Mirada al Rock Colombiano


La expresión rock colombiano alude a la música rock que se ha producido en Colombia desde finales de los años '50 hasta la actualidad. Desde su origen abarca diferentes manifestaciones y tendencias musicales, las cuales se han agrupado en una sola categoría. En muchas fases de su desarrollo, el rock colombiano ha adquirido una identidad propia, ya sea por las temáticas que aborda o por los instrumentos o ritmos que ha adoptado, afines a la cultura del país.

El rock-pop en español (años 80)

A mediados de los años 80 la radio empezó a difundir canciones de grupos de rock de España y Argentina, generando un interés creciente por el rock en castellano. Esa situación permitió que la industria musical difundiera y promoviera la difusión de rock latinoamericano y que a finales de la década se viviera un resurgir de grupos colombianos. Sumado a lo anterior, desde hace unos años de manera clandestina, circulaba material de grupos como Soda Stereo, lo que permitió que esta banda se presentara en Bogotá y Medellín en 1986. El creciente interés de estas presentaciones, permitió que en varias ciudades se realizaran conciertos de artistas internacionales como Charly García, Los Prisioneros de Chile, Miguel Mateos, Los Toreros Muertos y Enanitos Verdes. La radio habló por entonces del "fenómeno del rock en español" a pesar de que tal situación era en realidad la difusión de éxitos latinoamericanos en Colombia, algunos con años de atraso.
El evento más importante de esta época, que reflejó el alcance que tenía esta moda, fue el "Concierto de Conciertos Bogotá en Armonía", realizado en El Campín en septiembre de 1988. También en ese año, se visibilizó la respuesta colombiana a este fenómeno musical.
El principal grupo de este movimiento fue Compañía Ilimitada, el cual desde 1983 realizaba frecuentes presentaciones en colegios y teatros y cuyo sencillo "Siloé" (grabado en 1985) gozó de gran popularidad. La banda alcanzó un reconocimiento todavía mayor cuando grabó en Estados Unidos el álbum Contacto y su tema "La calle" se convirtió en número 1. El interés creciente por el rock permitió además que el sello CBS se interesara en la promoción de grupos locales, lo cual se reflejó en la edición de grabaciones de nuevas bandas provenientes de todo el país durante los años 1987-1988. Sin embargo, los espacios de la radio, la televisión y los conciertos masivos aun estaban cerrados para grupos locales distintos a Compañía Ilimitada.
El primer grupo que desafió esta regla fue Pasaporte, con una agresiva estrategia de mercadeo que ubicó el tema "Ígor y Penélope" en los primeros lugares de popularidad, logrando al lado de Compañía Ilimitada, representar a Colombia en el Concierto de Conciertos. Su éxito entre 1988 y 1989 permitió que su segundo álbum Un día X, fuera producido por Cachorro López y contara con la colaboración de músicos argentinos como Jota Morelli y Andrés Calamaro. Pasaporte abrió el camino para que los sellos discográficos, la radio y la televisión se interesaran en grupos locales como Alerta Roja, Signos Vitales, Código, Zona Postal y Hangar 27, los cuales se presentaron en escenarios masivos de todo el país.
También por estos años surgieron grupos que por la calidad de su propuesta se distanciaron de la moda del rock en español. Esos son los casos de Sociedad Anónima y Hora Local, dos grupos de Bogotá cuyo sonido estaba influenciado por las bandas de la movida madrileña. La primera agrupación sorprendió con los temas "La causa nacional" (que aludía al fenómeno del narcotráfico) y "Río Bogotá". Hora Local, mientras tanto, con su canción "El rock no te necesita" criticaba a la audiencia que se acercaba a la moda del rock por simple esnobismo.Tal como ocurrió a finales de los años 60, la gran prensa dejó de interesarse en el rock, generando una reducción del público y decretando el final de ese movimiento musical en Colombia. Esa circunstancia fue acelerada por la ola de magnicidios y ataques terroristas perpetrados en la época por el Cartel de Medellín y grupos armados ilegales, generando la suspensión de conciertos masivos en todo el país desde agosto de 1989. La inacción provocó el fin de la mayoría de grupos y de esa situación surgió la canción "Estado inmóvil" de Compañía Ilimitada, uno de los pocos grupos que sobrevivieron al paso de la moda.